¡Que sería de un pueblo sin sus chismes, sus cabras y sus psicópatas!. Porque en todo pueblo siempre hay ovejas negras. Y Anacleto era una de ellas, muy famosa por cierto. La historia de este hombre tan extraño nunca ha dejado indiferente a nadie. Menos aún a su familia por supuesto...
Comencemos por hacer una descripción de nuestro protagonista. De padre y madre biológicamente pelirrojos, altos y pies grandes. Ancleto José Gutierrez Fresnadillo nació moreno y bajito. Todo el mundo pensaba que había salido a su tía Antonia (que en paz descanse). Su carácter, era tremendamente infantil. Aficionado a las novelas románticas y al ajedrez. Sentía una fascinación absoluta por las ardillas y roedores en general. Por las noches dormía con un ojo abierto y el otro cerrado. Recordaba solamente la primera letra de los nombres de algunas personas. También le gustaba mordisquear las postales, ya que durante su tierna infancia terminó con todas las uñas de sus diez dedos. Ah por cierto, estuvo enamorado de una niña pirómana llamada Paqui (la cual no le hacía demasiado caso)...
Bueno, esta es sin duda una breve descripción de Anacleto. Por supuesto, he omitido algunos detalles que no han querido aportar sus allegados. Quizás por vergüenza o por respeto hacia su intimidad. Pero no estamos aquí para discutir ese tema. ¡Quiero contaros lo que pasó con Anacleto José y Paquita primero! Este muchacho que compartía pupitre con Mengano en la escuela (todos recordareis la historia de Fulano y Mengano) adoraba a Paquita. Tal era su amor por ella, que en los recreos, reservaba su chicle favorito para pegarselo SÓLO a la niña en el pelo. Él no entendía que las patadas, los pellizcos y las bolas de papel no eran sinónimo de querer a alguien. Y la cosa continuó hasta que se graduaron. Paquita, ansiosa por quemar cosas en otros países, esperó a que la nombraran y la dieran su diploma para viajar al extrajero. Pero no fue así. Anacleto recogió su diploma y le pegó en la cara a Paquita con el rollo de papel.
- ¡Ja!-dijo Anacleto-.
Entonces Paquita, que ya había aguantado demasiado en el colegio ya no pudo más y le pegó un bofetón en la cara.
- ¡Niño estúpido, maleducado y grosero! ¡Te odio, te he odiado siempre! ¡Ojalá alguien te saque los ojos con una cuchara, se coma tus intestinos y los vomite en un estercolero!
Entonces se hizo el silencio. Anacleto José salió corriendo de allí sin soltar el diploma y lloró amargamente en su habitación. En la cocina. En el cuarto de planchar. En el baño. Y en todos los rincones de su casa. Aunque la pena duró solo 10 años, después consiguió rehacer su vida con una brasileña llamada Regina (...) cuyo único interés era quitarle a escondidas los billetes de la cartera para ir jugar al bingo. Lo curioso es que Ancleto José Gutierrez Fresnadillo parecía la persona mas normal del mundo. Trabajaba como todo el mundo. Comía como todo el mundo. Incluso iba a misa todos los domingos. Pero por las noches, se convertía en un psicópata despiadado . Su método consistía en hacerse amigo de las niñas, las ancianas o las mujeres con las que hablaba. Él no hacía distinciones por edad, aunque se decantaba por las adolescentes. Eran sus presas favoritas.
Anacleto regentaba puticlubs muy a menudo, eso hay que decirlo. Como su vida sexual era escasa y las masturbaciones frente a los colegios resultaban peligrosas, esos antros fueron su salvación. Las prostitutas, (algunas con escaso sentido común) aceptaban acompañarle a su casa para terminar la faena. Pero todas desaparecían. La policía claro está, no quiso saber nada sobre aquellas repentinas desapariciones...
Un dato que encuentro curioso, es que Anacleto dejaba hojas de papel en blanco encima de sus victimas. Las descuartizadas no contaban. Y sobre los métodos que utilizaba mejor no mencionarlos. Solían ser desagradables y es posible que algún menor de setenta años esté leyendo esto ahora mismo. Ahora bien, la triste historia termina aquí. Anacleto el psicópata, fue descubierto una noche en la que una de las prostitutas le desenmascaró. Aquella noche Anacleto había bebido más de lo normal y Regina estaba...bueno sencillamente no estaba en casa. Así que fue al puticlub y pidió "mercancía nueva" porque era así como las llamaba. Subió con una chica a la habitación y él antes de tumbarse en la cama le preguntó:
-¿Como te llamas preciosa?
-Me llamo Paca. Paquita para los amigos-contestó ella.
Anacleto la miró y llegaron a su mente recuerdos de su infancia. Chicles masticados y diplomas. Cuando Paquita le preguntó que si le pasaba algo, contestó que se parecía a una amiga suya. Sólo eso.
Pero Anacleto quería matarla. Estaba seguro de que era Paquita. La niña que quería sacarle los ojos con una cuchara. Era tal y como la recordaba, con sus ojos azules y su pelo rojo. Dicen que intentó ahogarla con el cable del telefóno y ella para defenderse le aporreó con algo metálico en la cabeza. Después él quedó inconsciente y medio puticlub se enteró de tal noticia. Resulta que medio pueblo también se enteró de la noticia y Anacleto fue acusado de intento de homicidio. Suponemos que ahora cumple condena y Paquita ha vuelto a comer chicles de fresa. Pero son sólo chismorreos. Ya sabes...
Como no se me ocurría nada inteligente que contar, he escrito esta historia. Sí, otro post para rellenar hueco.Jijijiji.
Posted by k-c at 29 de Diciembre 2005 a las 02:38 AM"Psicópata busca a muchacha para relación corta" ¡Anda! ¡Leíste mi anuncio en el periódico!
Posted by: Eme on 29 de Diciembre 2005 a las 07:26 AMY luego me dices que no sabes escrivir ¬¬ , que solo lo adornas mucho... pos tu forma de adornar me gusta mucho :P.
Bsos
Posted by: Dobok on 29 de Diciembre 2005 a las 10:00 AMVenga ¿alguien ha encontrado la moraleja?
Posted by: K-c on 29 de Diciembre 2005 a las 12:20 PMBAMF!!!
Creo que la moraleja es:
No te enamores de una pirómana.
un besote, BAMF!!!
Posted by: Rondador Nocturno on 29 de Diciembre 2005 a las 04:20 PM